Notas del capítulo 2

Kannagara No Michi

Aikido y la Armonía de la Naturaleza - Mitsugi Saotome

El mismo amor, la misma esencia creativa, fluye por toda la creación.

Hablamos del amor en términos abstractos, pero el amor no es una idea abstracta. Si por un solo minuto no hubiera amor, no habría vida, ni aire, ni agua, ni alimento. El amor es la realidad. Vivimos y funcionamos en esta tierra como expresión del amor de Dios; no es un amor abstracto ni sentimental, sino un amor tan vital y estricto como toda la creación. Dios no es lógica; Dios no es filosofía; Dios es amor.

La armonía y la unidad son la esencia del amor. El amor universal no es amor egoísta. El amor universal es justicia. No tiene prejuicios; abarca por igual a toda la creación. El amor no tiene expectativas. Penetra y llena su objeto, y los opuestos dinámicos se unen y crecen juntos. Los nervios de Dios llenan el vacío. Su percepción sensorial resuena en el mundo invisible donde se originan toda acción y fenómeno. El mundo invisible de la vibración, el vacío entre las estrellas y el vacío dentro de la órbita de los electrones, se carga con su pulso. Este es el mundo espiritual, y la masa visible se crea a partir de su energía mediante el movimiento de su respiración.

La armonía de las partículas elementales se basa en el amor. Las leyes del electromagnetismo, sobre las que se estructura toda la creación, otorgan al universo su gran riqueza y variedad de formas. Son leyes de actividad dinámica, pues en lo profundo de toda la materia reside el ritmo perfecto de la vibración universal. Los polos opuestos del yin y el yang, del electrón y el protón, de la fuerza centrífuga y la centrípeta, son solo dos imágenes de la misma realidad. Dentro de este ritmo surge la creatividad infinita a medida que el fuego y el agua se combinan, los opuestos se unen. El creador y la creación son uno, no están separados, y no estamos separados del ritmo perfecto que es expresión de la sabiduría sagrada.

La unidad es el poder de Dios y resuelve todo conflicto. El proceso de unificación de los opuestos es musubi, la reunión de las dos caras de Dios. Las fuerzas centrípetas, el yang y la búsqueda del centro, fusionadas con las fuerzas centrífugas, el yin y la huida del centro, crean el equilibrio perfecto de las galaxias. Musubi es movimiento, pues sin movimiento no puede haber unión. Su símbolo es la espiral que recicla perpetuamente su energía, un proceso sin principio ni fin. Es continuidad y es cambio, un patrón de dualidad que busca lo uno y lo uno que busca su extremo.

Nuestro juicio racional ve los extremos como separados, una dicotomía en la que los opuestos entran en conflicto. La falsa ilusión de esta dualidad debe ser comprendida antes de poder experimentar la espontaneidad de la verdad.

Notes of the chapter 2:

Kannagara No Michi

Aikido and the Harmony of Nature - Mitsugi Saotome

 

The same love, the same creative essence, flows through all of creation.

We speak of love in abstract terms, but love is not an abstract idea. If for only one minute there were no love, there would be no life, no air, no water, no food. Love is reality. We live and function on this earth as an expression of God´s love; it is not an abstract, sentimental love, but a love as vital and strict as all of creation. God is not logic; God is not philosophy, God is love.

Harmony and unity are the essence of love. Universal love is not selfish love. Universal love is justice. It has no prejudice; it embraces equally all of creation. Love has no expectations. It penetrates and fills its object, and dynamic opposites become one and grow together. The nerves God fill the void. His sensory awareness reverberates in the unseen world where all action and phenomena have their origin. The invisible world of vibration, the void between the stars and the vacuum within the orbit of electrons, is charged with his pulse. This is the spiritual world, and visible batter is created from its energy by the movement of his breath.

The harmony of elementary particles is based on love. The laws of electromagnetism upon which all of creation is structured gives the universe its great richness and variety of form. They are laws of dynamic activity, for lying deep within all matter is the perfect rhythm of the universal vibration. The polar opposites of yin and yang, of electron and proton, of centrifugal and centripetal force, are but two images of the same reality. Within this rhythm infinite creativity arises as fire and water are combined, opposites united. The creator and creation are one, not separate, and we are not apart from the perfect rhythm that is an expression of holy wisdom.

Unity is the power of god and resolves all conflict. The process of the unification of opposites is musubi, the reunion of the two faces of God. Centripetal forces, yang and center-seeking, fused with centrifugal forces, yin and center-fleeing, create the perfect balance of the galaxies. Musubi is movement, for without movement, there can be no joining. Its symbol is the spiral perpetually recycling its energy, a process that has no beginning and no end. It is continuity and it is change, a pattern of duality seeking the one, and the one seeking its extreme.

 Our rational judgment sees extremes as separate, a dichotomy in which opposites are in conflict. The false illusion of this duality must be realized before the spontaneity of truth can be experienced.

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